Jorge Suárez-Vélez EN REFORMA
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25 enero 2024
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Las refinerías de Pemex se están cayendo. Los accidentes son cotidianos. Una refinería en México produce 30 veces más combustóleo que una en EU. Vale menos el combustóleo que el petróleo crudo, que es el insumo en la refinería. Hoy, en México, 33% de cada barril es combustóleo y 31% gasolina. En EU, 1% es combustóleo, 48% gasolina, 30% diesel, quizá 5% turbosina, más otros destilados. El estándar es lograr 85-90% de aprovechamiento de combustibles con valor superior al crudo. Estamos a años luz de eso.
Cuando se decidió construir Dos Bocas, sin estudio de factibilidad previo, y sin el estudio de impacto ambiental que marca la ley, se eligió Tabasco, estado natal del Presidente, sabiendo que por mucho no era ideal, por los fenómenos meteorológicos típicos del lugar, por estar lejos de las zonas de demanda y por la abundancia de crudo muy pesado en la zona, lo cual fuerza a importar petróleo ligero para poder refinar. Pero, más aún, las seis refinerías existentes se planearon para operar en conjunto, con plantas de almacenamiento que comparten, y con tubos que permiten sacar el producto final. Dos Bocas no está integrada al sistema. No tiene ductos de salida. Es posible que se piense usar pipas, lo cual sería brutalmente caro, además de que el peso de éstas destruiría las carreteras aledañas. Es un chipote.
La producción de Pemex se desploma y sus pérdidas crecen en forma exponencial. Éstas se cubren con nuestros impuestos. Dos Bocas no está ni remotamente terminada. Se presupuestó en 8, y ha costado más de 18 mil millones de dólares. Las pérdidas de Pemex seguirán aumentando pues, además de pagar por el robo de combustibles y del absurdo uso de pipas, provienen del exceso de personal en sus instalaciones y del brutal pasivo laboral que crece como la hiedra.
Mientras el mundo invierte para descarbonizarse, avanzan las energías limpias y el parque vehicular se electrifica, nosotros seguimos anclados en una política energética del siglo XX. ¿Y Sheinbaum? Ella se dice ambientalista. Sin embargo, como jefa de Gobierno no construyó un kilómetro de Metro, no hizo campañas para ahorrar agua, no hizo nada por evitar la contaminación de Tula en la CDMX, no se opuso al absurdo de Dos Bocas ni levantó la voz contra el ecocidio del Tren Maya. Si en efecto es ambientalista, es de la peor calaña: una que entiende el problema, pero se calla cuando le conviene.
@jorgesuarezv